QUIEN PAGARA POR EL INCENDIO DE LAS TERRENAS

8 May, 2012

Lo que sucedió en la comunidad de Las Terrenas, Samaná es uno de esos hechos inexplicables entre mucho que suceden en la República Dominicana. Ante el asombro sólo nos preguntamos cómo es posible que en una comunidad por donde pasan miles de turistas extranjeros al año y donde los dominicanos de mejor nivel económico visitan regularmente en sus fines de semana de ocio, se vea incendiada por las “cuatro esquinas” y se hagan cenizas diez y seis negocios, por falta de un camión de bomberos. Esto definitivamente no es una historia para contar en pleno siglo XXI.

Aqui el problema radica en dos puntos fundamentales: (a) No es posible que un ser humano viva de ser político, puesto que la política no es una profesión; y (b) En consecuencia, las funciones públicas a las que conduce el ejercicio de la política, deben ser ocupadas por ciudadanos ejemplares, que se encuentren dispuestos a aceptar el honor de representar a sus comunidades, sin cobrar más que unos viáticos apropiados a las funciones que realiza en la administración y sin esperar un trato distinto al que disfrutan sus conciudadanos. La política vista como una profesión transforma a quienes la ejercen en parásitos sociales.

El incendio de Las Terrenas es uno de esos eventos que refuerza mi tesis. Cómo es posible que en un pueblo donde existe toda una estructura administrativa que cobra dinero del que producen los ciudadanos de esa comunidad, se vean hechas cenizas todas esas infraestructuras productivas, con la única excusa de que no había un camión de bomberos para hacer frente al incendio. Qué estaban haciendo durante todo este tiempo el síndico, los regidores, el senador de la Provincia, los diputados, el gobernador y toda su corte de ineptos.

Si el nuestro fuera un país en el que sus funcionarios tuvieran algún tipo de responsabilidad todos esos delincuentes estuvieran detenidos hasta distribuir responsabilidades y aquellos que escaparan de la justicia al menos tendrían que renunciar a sus puestos por la vergüenza de no haber respondido a las necesidades de sus electores.

No es posible que los contribuyentes de Samaná, ni de ninguna otra provincia del país, sigan solventando unas estructuras administrativas altamente costosas (los congresistas dominicanos se encuentran entre los más caros del continente americano) para no contar ni siquiera con la más mínima de las garantías ciudadanas; no tener ni siquiera un cuerpo de bomberos capaz de responder a una emergencia básica y para ver como sus funcionarios se hacen ricos de la noche a la mañana sin tener que ofrecer explicaciones por sus faltas.

La excusa de la falta del camión de bomberos es inaceptable y la única respuesta decente para los contribuyentes de Las Terrenas y aquellos que perdieron sus negocios, sería la renuncia de todos los funcionarios que nunca hicieron lo que tenían que hacer y que ahora salen a proponer planes para dotar a la comunidad de un camión de bomberos.

Me imagino que luego que consigan que le donen el camión de bomberos que falta (ya que seguro no habrá dinero para comprarlo), la excusa ante el siguiente siniestro será que no había agua para abastecer el nuevo camión de bomberos, mientras que el pueblo en llamas, tiene que seguir viviendo sin garantías, ni respuestas.