No puedo entender cómo es posible que los dirigentes del mundo reconozcan el derecho de los ciudadanos a reunirse hasta violentamente cuando se trata de celebrar los éxitos de artistas, el triunfo de las tropas y hasta los campeonatos deportivos; pero se muestran tan renuentes en reconocer el derecho de los hombres y mujeres de la tierra a reunirse pacíficamente, para reclamar el respeto a sus derechos.
Hoy les advertimos a los líderes y dirigentes del mundo que si no abren las fuentes y dejan el agua correr para los sedientos, enfrentarán un verdadero tsunami que no están preparados para detener; porque las fuerzas de la naturaleza no tienen control.
El poema que sigue lo dedico a nuestros hermanos y hermanas españolas, que ahora mismo luchan en las plazas de España por la defensa de sus derechos.
ESPAÑA, APARTA DE MI ESTE CALIZ
Niños del mundo,
si cae España –digo, es un decir-
si cae
del cielo abajo su antebrazo que asen,
en cabestro, dos láminas terrestres;
niños, qué edad la de las sienes cóncavas!
qué temprano en el sol lo que os decía!
qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!
qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!
Niños del mundo, está
la madre España con su vientre a cuestas;
está nuestra maestra con sus férulas,
está madre y maestra,
cruz y madera, porque os dio la altura,
vértigo y división y suma, niños;
está con ella, padres procesales!
Si cae –digo, es un decir- si cae
España, de la tierra para abajo,
niños, cómo vais a cesar de crecer!
cómo va a castigar el año al mes!
cómo van a quedarse en diez los dientes,
en palote el diptongo, la medalla en llanto!
cómo va el corderillo a continuar
atado por la pata al gran tintero!
cómo vais a bajar las gradas del alfabeto
hasta la letra en que nació la pena!
Niños,
hijos de los guerreros, entretanto,
bajad la voz, que España está ahora mismo repartiendo
la energía entre el reino animal,
las florecillas, los cometas y los hombres.
bajad la voz, que está
con su rigor, que es grande, sin saber
qué hacer, y está en su mano
la calavera hablando y habla y habla,
la calavera aquella de la trenza,
la calavera aquella de la vida!
Bajad la voz, os digo;
bajad la voz, el canto de las sílabas, el llanto
de la materia y el rumor menor de las pirámides, y aún
el de las sienes que andan con dos piedras!
Bajad el aliento, y si
el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
si tardo,
si no veis a nadie, si os asustan
los lápices sin punta, si la madre
España cae –digo, es un decir-
salid, niños del mundo; id a buscarla!…