ESPAÑA, APARTA DE MI ESTE CALIZ (César Vallejo)

19 May, 2011

No puedo entender cómo es posible que los dirigentes del mundo reconozcan el derecho de los ciudadanos a reunirse hasta violentamente cuando se trata de celebrar los éxitos de artistas, el triunfo de las tropas y hasta los campeonatos deportivos; pero se muestran tan renuentes en reconocer el derecho de los hombres y mujeres de la tierra a reunirse pacíficamente, para reclamar el respeto a sus derechos.

Hoy les advertimos a los líderes y dirigentes del mundo que si no abren las fuentes y dejan el agua correr para los sedientos, enfrentarán un verdadero tsunami que no están preparados para detener; porque las fuerzas de la naturaleza no tienen control.

El poema que sigue lo dedico a nuestros hermanos y hermanas españolas, que ahora mismo luchan en las plazas de España por la defensa de sus derechos.

ESPAÑA, APARTA DE MI ESTE CALIZ

Niños del mundo,

si cae España –digo, es un decir-

si cae

del cielo abajo su antebrazo que asen,

en cabestro, dos láminas terrestres;

niños, qué edad la de las sienes cóncavas!

qué temprano en el sol lo que os decía!

qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!

qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!

Niños del mundo, está

la madre España con su vientre a cuestas;

está nuestra maestra con sus férulas,

está madre y maestra,

cruz y madera, porque os dio la altura,

vértigo y división y suma, niños;

está con ella, padres procesales!

Si cae –digo, es un decir- si cae

España, de la tierra para abajo,

niños, cómo vais a cesar de crecer!

cómo va a castigar el año al mes!

cómo van a quedarse en diez los dientes,

en palote el diptongo, la medalla en llanto!

cómo va el corderillo a continuar

atado por la pata al gran tintero!

cómo vais a bajar las gradas del alfabeto

hasta la letra en que nació la pena!

Niños,

hijos de los guerreros, entretanto,

bajad la voz, que España está ahora mismo repartiendo

la energía entre el reino animal,

las florecillas, los cometas y los hombres.

bajad la voz, que está

con su rigor, que es grande, sin saber

qué hacer, y está en su mano

la calavera hablando y habla y habla,

la calavera aquella de la trenza,

la calavera aquella de la vida!

Bajad la voz, os digo;

bajad la voz, el canto de las sílabas, el llanto

de la materia y el rumor menor de las pirámides, y aún

el de las sienes que andan con dos piedras!

Bajad el aliento, y si

el antebrazo baja,

si las férulas suenan, si es la noche,

si el cielo cabe en dos limbos terrestres,

si hay ruido en el sonido de las puertas,

si tardo,

si no veis a nadie, si os asustan

los lápices sin punta, si la madre

España cae –digo, es un decir-

salid, niños del mundo; id a buscarla!…


LOS HERALDOS NEGROS (César Vallejo)

19 marzo, 2011

Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!

Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,

la resaca de todo lo sufrido

se empozara en el alma… Yo no sé!

 

Son poco; pero son… Abren zanjas oscuras

en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.

Serán talvez los potros de bárbaros atilas;

o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

 

Son las caídas hondas de los Cristos del alma.

de alguna fe adorable que el Destino blasfema.

Esos golpes sangrientos son las crepitaciones

de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

 

Y el hombre… Pobre… pobre! Vuelve los ojos, como

cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;

vuelve los ojos locos, y todo lo vivido

se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

 

Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!