ACTO DE FE II(Ramón A. Lantigua)

28 febrero, 2011


MASS MEDIA (Mario Benedetti)

28 febrero, 2011

De los medios de comunicación
en este mundo tan codificado
con internet y otras navegaciones
yo sigo prefiriendo
el viejo beso artesanal
que desde siempre comunica tanto.


EL PUEBLO (Pablo Neruda)

21 febrero, 2011

De aquel hombre me acuerdo y no han pasado
sino dos siglos desde que lo vi,
no anduvo ni a caballo ni en carroza:
a puro pie
deshizo
las distancias
y no llevaba espada ni armadura,
sino redes al hombro,
hacha o martillo o pala,
nunca apaleó a ninguno de su especie:
su hazaña fue contra el agua o la tierra,
contra el trigo para que hubiera pan,
contra el árbol gigante para que diera leña,
contra los muros para abrir las puertas,
contra la arena construyendo muros
y contra el mar para hacerlo parir.

Lo conocí y aún no se me borra.

Cayeron en pedazos las carrozas,
la guerra destruyó puertas y muros,
la ciudad fue un puñado de cenizas,
se hicieron polvo todos los vestidos,
y él para mí subsiste,
sobrevive en la arena,
cuando antes parecía
todo imborrable menos él.

En el ir y venir de las familias
a veces fue mi padre o mi pariente
o apenas si era él o si no era
tal vez aquel que no volvió a su casa
porque el agua o la tierra lo tragaron
o lo mató una máquina o un árbol
o fue aquel enlutado carpintero
que iba detrás del ataúd, sin lágrimas,
alguien en fin que no tenía nombre,
que se llamaba metal o madera,
y a quien miraron otros desde arriba
sin ver la hormiga
sino el hormiguero
y que cuando sus pies no se movían,
porque el pobre cansado había muerto,
no vieron nunca que no lo veían:
había ya otros pies en donde estuvo.

Los otros pies eran él mismo,
también las otras manos,
el hombre sucedía:
cuando ya parecía transcurrido
era el mismo de nuevo,
allí estaba otra vez cavando tierra,
cortando tela, pero sin camisa,
allí estaba y no estaba, como entonces,
se había ido y estaba de nuevo,
y como nunca tuvo cementerio,
ni tumba, ni su nombre fue grabado
sobre la piedra que cortó sudando,
nunca sabía nadie que llegaba
y nadie supo cuando se moría,
así es que sólo cuando el pobre pudo
resucitó otra vez sin ser notado.

Era el hombre sin duda, sin herencia,
sin vaca, sin bandera,
y no se distinguía entre los otros,
los otros que eran él,
desde arriba era gris como el subsuelo,
como el cuero era pardo,
era amarillo cosechando trigo,
era negro debajo de la mina,
era color de piedra en el castillo,
en el barco pesquero era color de atún
y color de caballo en la pradera:
cómo podía nadie distinguirlo
si era el inseparable, el elemento,
tierra, carbón o mar vestido de hombre?

Donde vivió crecía
cuanto el hombre tocaba:
la piedra hostil
quebrada
por sus manos,
se convertía en orden
y una a una formaron
la recta claridad del edificio,
hizo el pan con sus manos,
movilizó los trenes,
se poblaron de pueblos las distancias,
otros hombres crecieron,
llegaron las abejas,
y porque el hombre crea y multiplica
la primavera caminó al mercado
entre panaderías y palomas.

El padre de los panes fue olvidado,
él que cortó y anduvo, machacando
y abriendo surcos, acarreando arena,
cuando todo existió ya no existía,
él daba su existencia, eso era todo.
Salió a otra parte a trabajar, y luego
se fue a morir rodando
como piedra del río:
aguas abajo lo llevó la muerte.

Yo, que lo conocí, lo vi bajando
hasta no ser sino lo que dejaba:
calles que apenas pudo conocer,
casas que nunca y nunca habitaría.

Y vuelvo a verlo, y cada día espero.

Lo veo en su ataúd y resurrecto .

Lo distingo entre todos
los que son sus iguales
y me parece que no puede ser,
que así no vamos a ninguna parte,
que suceder así no tiene gloria.
Yo creo que en el trono debe estar
este hombre, bien calzado y coronado.

Creo que los que hicieron tantas cosas
deben ser dueños de todas las cosas.

Y los que hacen el pan deben comer!

Y deben tener luz los de la mina!

Basta ya de encadenados grises!

Basta de pálidos desaparecidos!

Ni un hombre más que pase sin que reine.

Ni una sola mujer sin su diadema.

Para todas las manos guantes de oro.

Frutas del sol a todos lo oscuros!

Yo conocí a aquel hombre y cuando pude,
cuando ya tuve ojos en la cara,
cuando ya tuve la voz en la boca
lo busqué entre las tumbas, y le dije
apretándole un brazo que aún no era polvo:

«Todos se irán, tú quedarás viviente.
Tú encendiste la vida
Tú hiciste lo que es tuyo».

Por eso nadie se moleste cuando
parece que estoy solo y no estoy solo,
no estoy con nadie y hablo para todos:

Alguien me está escuchando y no lo saben
pero aquellos que canto y que lo saben
siguen naciendo y llenarán el mundo.


HOY DESDE AQUI (Pablo Neruda – Eduardo Galeano – Ángel Oliva – Juan Capagorry – Milton Schinca – Alfredo Zitarrosa)

19 febrero, 2011

El pueblo
(Pablo Neruda)

De aquel hombre me acuerdo y no han pasado
sino dos siglos desde que lo vi,
no anduvo ni a caballo ni en carroza:
a puro pie
deshizo
las distancias
y no llevaba espada ni armadura,
sino redes al hombro,
hacha o martillo o pala,
nunca apaleó a ninguno de su especie:
su hazaña fue contra el agua o la tierra,
contra el trigo para que hubiera pan,
contra el árbol gigante para que diera leña,
contra los muros para abrir las puertas,
contra la arena construyendo muros
y contra el mar para hacerlo parir.

Lo conocí y aún no se me borra.

Cayeron en pedazos las carrozas,
la guerra destruyó puertas y muros,
la ciudad fue un puñado de cenizas,
se hicieron polvo todos los vestidos,
y él para mí subsiste,
sobrevive en la arena,
cuando antes parecía
todo imborrable menos él.

En el ir y venir de las familias
a veces fue mi padre o mi pariente
o apenas si era él o si no era
tal vez aquel que no volvió a su casa
porque el agua o la tierra lo tragaron
o lo mató una máquina o un árbol
o fue aquel enlutado carpintero
que iba detrás del ataúd, sin lágrimas,
alguien en fin que no tenía nombre,
que se llamaba metal o madera,
y a quien miraron otros desde arriba
sin ver la hormiga
sino el hormiguero
y que cuando sus pies no se movían,
porque el pobre cansado había muerto,
no vieron nunca que no lo veían:
había ya otros pies en donde estuvo.

Los otros pies eran él mismo,
también las otras manos,
el hombre sucedía:
cuando ya parecía transcurrido
era el mismo de nuevo,
allí estaba otra vez cavando tierra,
cortando tela, pero sin camisa,
allí estaba y no estaba, como entonces,
se había ido y estaba de nuevo,
y como nunca tuvo cementerio,
ni tumba, ni su nombre fue grabado
sobre la piedra que cortó sudando,*
nunca sabía nadie que llegaba
y nadie supo cuando se moría,
así es que sólo cuando el pobre pudo
resucitó otra vez sin ser notado.

Era el hombre sin duda, sin herencia,
sin vaca, sin bandera,
y no se distinguía entre los otros,
los otros que eran él,
desde arriba era gris como el subsuelo,
como el cuero era pardo,
era amarillo cosechando trigo,
era negro debajo de la mina,
era color de piedra en el castillo,
en el barco pesquero era color de atún
y color de caballo en la pradera:
cómo podía nadie distinguirlo
si era el inseparable, el elemento,
tierra, carbón o mar vestido de hombre?

Donde vivió crecía
cuanto el hombre tocaba:
la piedra hostil
quebrada
por sus manos,
se convertía en orden**
y una a una formaron
la recta claridad del edificio,
hizo el pan con sus manos,
movilizó los trenes,
se poblaron de pueblos las distancias,
otros hombres crecieron,
llegaron las abejas,
y porque el hombre crea y multiplica
la primavera caminó al mercado
entre panaderías y palomas.

El padre de los panes fue olvidado,
él que cortó y anduvo, machacando
y abriendo surcos, acarreando arena,
cuando todo existió ya no existía,
él daba su existencia, eso era todo.
Salió a otra parte a trabajar, y luego
se fue a morir rodando
como piedra del río:
aguas abajo lo llevó la muerte.

Yo, que lo conocí, lo vi bajando
hasta no ser sino lo que dejaba:
calles que apenas pudo conocer,
casas que nunca y nunca habitaría.

Y vuelvo a verlo, y cada día espero.

Lo veo en su ataúd y resurrecto .

Lo distingo entre todos
los que son sus iguales
y me parece que no puede ser,
que así no vamos a ninguna parte,
que suceder así no tiene gloria.

* Alfredo Zitarrosa dice «sobre la piedra que él cortó sudando».
** Alfredo Zitarrosa dice «Donde vivió crecía. Cuando el hombre tocaba / la piedra hostil / quebrada / por sus manos, / se convertía en orden».

Comentario
(Eduardo Galeano)
(por E. Galeano)

Aplicaron un plan de exterminio: arrasar la hierba, arrancar de raíz hasta la última plantita todavía viva, regar la tierra con sal. Después, matar la memoria de la hierba. Estaba prohibido recordar. Se formaban cuadrillas de presos. Por las noches los obligaban a tapar con pintura blanca las frases de protesta que en otros tiempos cubrían los muros de la ciudad. Pero la lluvia, de tanto golpear los muros, iba disolviendo la pintura blanca y reaparecían, poquito a poco, las porfiadas palabras.

Apoya tu mano
(Ángel Oliva)
(por Á. Oliva)

Apoya tu mano derecha en mi cabeza y con tu brazo izquierdo aprieta mi cintura. Pon tus labios en el umbral de mi boca, y acompáñame.
Es noche y allí están, sembrando, durmiendo debajo de los tornos, apretados junto al horno frío, compartiendo el tabaco y la foto del hijo.
Pan y rosas para los hombres del mundo, para los que siembran el trigo y levantan la flor. No te vayas, conversa con ellos, y sabrás qué fuerza tienen las palabras con sudor, y verás músculo a músculo, sostener gajo a gajo los gajos de la tierra.
Aquí están los obreros, ocupando y cantando, y volviendo a ocupar. Ocupando y cantando, cantando la luz en que se teje sangre recién caída; sangre recién caída y caliente porvenir. Pan y rosas para los hombres del mundo, para los amantes de la paz, para los iniciadores de la máquina y la producción maquinista, para los vestidores de los sitios por donde el hombre pasa, para los que siembran el trigo y levantan la flor.
Hoy cuando desperté, miré las paredes despintadas de mi cuarto y solté una carcajada, un beso y un pan. 15 de marzo de 1985. La luz resbala por nuestros hombros, y los ojos se abren sin fierros ni fusiles; somos nosotros, los del dolido traje gris y los versos clandestinos, los que sabemos seguro que entre espuelas, martillos y esperanza, dulce y amarga, Patria, nos espera.

Comentario
(Eduardo Galeano)
(por E. Galeano)

Amigos de hace treinta años, de cuando yo estrené los pantalones largos en las manifestaciones callejeras, me estaban esperando en Montevideo. Hacía once años que no los veía, casi doce, y desde entonces había llovido mucha ceniza sobre el Uruguay. La tortura se había convertido en costumbre, la solidaridad en delito y la delación en virtud, la mentira y la desconfianza se habían hecho necesidades cotidianas, y el miedo y el silencio, modos de vida. Pero no bien los vi, supe que esos viejos amigos habían sabido guardar el fuego bajo la helada, seguían siendo capaces de indignación y de asombro y de chiquilín entusiasmo, y ahora tenían todas las edades a la vez.

Y estamos…
(Juan Capagorry)
(por J. Capagorry)

Y estamos… como saliendo de un pozo, desde una noche atroz, interminable, donde corrían desbocados caballos, pisoteaban sueños, recuerdos y guitarras. Nos resultaba procaz, prohibido, amarlo desde adentro, porque adentro teníamos la llaga punzante del dolor, dolor por los tantos y tantos compañeros, y en las manos se nos secaban las caricias, lentas, y con llanto para las cabecitas de los niños. Y pensábamos en otras manos, otras manos que pegaban, torturaban. Y afuera la noche, atroz, interminable, y en ella, ellos buscando y buscando compañeros. Y bajo otros cielos, ojos de este cielo nuestro revisando otros cielos, preguntando a otros cielos, y nosotros deshaciendo todos nuestros recuerdos; y nosotros esperando cartas, que no llegaban. Y afuera seguía la noche… atroz, interminable.

Comentario
(Eduardo Galeano)
(por E. Galeano)

Requiere más coraje la alegría que la pena. A la pena, al fin y al cabo, estamos acostumbrados.

Exhortación a los jóvenes
(Milton Schinca)
(por M. Schinca)

Me dijeron que enrollaste la bandera del Frente, no como quien la guarda hasta el próximo acto, sino casi como quien está arriando una bandera. Estás decepcionado porque el Frente no sacó todos los votos que tú hubieras querido. Un día sentiste el orgullo de estar con el Frente, de ese Frente que ponía cada día los presos, los desterrados y los muertos, y en la calle y con el Frente viviste los grandes momentos con que paso a paso se le fue ganando la pulseada al régimen, hasta llegar por fin a su derrota final. Ahora pensá… en tu adolescencia, en lo que caminaste por dentro de ti mismo, en lo que caminó el país junto contigo. ¡Cuidado!, porque estás en un filo difícil, en que la palabra decepción, con sólo cambiarle un sonido, se te puede convertir en deserción. Que no te ocurra eso. Enrollá esa bandera pero despacito, pensando en todo lo que contiene, para vos mismo, para la gente que más te importa, para tu país. Ahora sí, guardala. Pero guardala como para sacarla en todos los momentos de los años que vienen, que el gesto de guardarla no se parezca, ni por asomo, al gesto de quien estuviera arriando semejante bandera.

Comentario
(Eduardo Galeano)
(por E. Galeano)

Los muchachos se asoman a un país arrasado, donde encontrar trabajo resulta una hazaña, y sobrevivir un milagro; pero no asisten de brazos cruzados a la desgracia nacional. El sistema quiso castrar a los jóvenes uruguayos, y ellos son los más fecundos; quiso callarlos, y son los más decidores; fracasaron quienes prohibieron el agua porque no pudieron, porque nadie puede, prohibir la sed.

Hoy te puedo decir…
(Alfredo Zitarrosa)
(por Nancy Marino)

Hoy te puedo decir que no confíes
en el amor hambriento ni en la suerte.
Si estar vivo es viajar hacia la muerte,
la vida es una viuda que sonríe.

Cuando te toque hablar hazlo de modo
que el que escucha comprenda lo que sientes.
Cuando debas obrar que sepan todos
que el fruto de tus obras es simiente.

No te aconsejo el odio, pero escucha,
tú que en viaje de ida me recibes,
odia profundamente a aquel que vive
luchando a muerte por odiar la dicha.

El júbilo de ser un día cualquiera
parte del todo, en uno resumido,
es el júbilo pájaro del nido
saltando al árbol de la primavera.

Pero esas alas tuyas ya nacidas,
querrán volar más lejos de este suelo:
nunca olvides -volando- que la vida,
te dio esas alas para alzar el vuelo.

El pueblo (Continuación)
(Pablo Neruda)

Yo creo que en el trono debe estar
este hombre, bien calzado y coronado.

Creo que los que hicieron tantas cosas
deben ser dueños de todas las cosas.

Y los que hacen el pan deben comer!

Y deben tener luz los de la mina!

Basta ya de encadenados grises!

Basta de pálidos desaparecidos!

Ni un hombre más que pase sin que reine.

Ni una sola mujer sin su diadema.

Para todas las manos guantes de oro.

Frutas del sol a todos los oscuros!*

Yo conocí aquel hombre y cuando pude,
cuando ya tuve ojos en la cara,
cuando ya tuve la voz en la boca
lo busqué entre las tumbas y le dije
apretándole un brazo que aún no era polvo:

«Todos se irán, tú quedarás viviente.

Tú encendiste la vida.

Tú hiciste lo que es tuyo.»

Por eso nadie se moleste cuando
parece que estoy solo y no estoy solo,**
no estoy con nadie y hablo para todos:

Alguien me está escuchando y no lo saben,
pero aquellos que canto y que lo saben
siguen naciendo y llenarán el mundo.

* Alfredo Zitarrosa dice «Frutas de sol a todos los oscuros!».
** Alfredo Zitarrosa dice «parece que estoy solo y no estoy».

(1985)


CARNAVAL DE VENECIA (Ramón A. Lantigua)

17 febrero, 2011


NO TE RINDAS (Mario Benedetti)

17 febrero, 2011
No te rindas, aun estas a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo tambien el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.
Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.
Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos,
No te rindas por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque cada dia es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estas sola,
porque yo te quiero.

“A MIS AMIGOS LES ADEUDO LA TERNURA…” (Ramón A. Lantigua)

16 febrero, 2011

“Si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada.”

Sabiduría Popular

 

La verdad que no me inscribo dentro del grupo de los religiosos, ni mucho menos entre aquellos que andan leyendo todo tipo de publicación sobre “crecimiento personal.” las que, desde mi punto de vista, tienen saturado el mercado editorial, con trabajos poco originales, que muchas veces hasta parecen poner en dudas la inteligencia de los lectores; sin embargo durante gran parte de la tarde de ayer sostuve una conversación con una muy buena amiga a la cual, en síntesis, quería expresarle que tenemos que ver la vida con una especie de optimismo activo, por medio del cual hagamos lo mejor que podamos del día a día con las herramientas que se nos otorgan y dio la casualidad que llegó a mis manos un documento sobre el mismo tema (cuyo autor desconozco) y el cual me permito reproducir a continuación, para beneficio de todo el que pueda extraer algo de las experiencias de otros.

 “Una joven se acercó a su madre y le comentó sobre su vida y como todo era tan complicado para ella en esos momentos. La joven no sabía cómo salir de sus problemas y ya estaba renunciando a cualquier solución, estaba cansada de batallar porque cada vez que resolvía un problema, parecía encontrar retos mayores.

“Su madre la llevó a la cocina, llenó tres recipientes con agua y los puso al fuego. Pronto los recipientes estaban hirviendo. En el primero la madre puso zanahorias, en el segundo huevos y en el último puso semillas de café. Luego dejó que todo hirviera sin decir ni una palabra.

“En unos veinte minutos la madre apagó los quemadores de la estufa, sacó las zanahorias y las colocó en una fuente; luego sacó los huevos y los colocó en otra fuente, y luego hizo lo mismo con el café, para preguntarle a su hija que le dijera lo que estaba viendo.

“Zanahorias, huevos y café – replicó la hija.

“La madre la invitó a acercarse, para que tocara las zanahorias. Así lo hizo la hija, quien notó que las zanahorias se encontraban bien blandas. Luego la madre le pidió a su hija que tomara un huevo y lo rompiera; luego de retirar las cascaras, la hija pudo observar el huevo duro. Finalmente, la madre pidió a la hija que tomara un sorbo del café. La hija sonrió al percibir el rico aroma y preguntó –que significa todo esto madre?-

“La madre explicó que cada uno de estos objetos había enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo; sin embargo, cada uno había reaccionado diferente. La zanahoria aparentemente tan dura, se había tornado en extremadamente blanda y débil. El huevo que antes era tan frágil, recibió protección de su fina capa exterior, pero después de recibir el calor del agua, su interior líquido se había tornado duro. El café molido fue completamente distinto, al punto en que luego de estar en el agua hirviendo, cambió las condiciones del agua.

“Cual eres tú?- Le preguntó la madre a la hija. Cuando la adversidad toca a tu puerta, como respondes? Eres una zanahoria, un huevo o semillas de café?

“Piensa en esto: Quién soy yo? Acaso la zanahoria que parecía tan fuerte, pero que expuesta al dolor y la adversidad, cedería, convirtiéndome en blanda y débil. Seré el huevo, que inicia con un corazón maleable, pero que cambio con el calor? Tengo un espíritu líquido, que luego de una muerte, una ruptura, problemas financieros o cualquier otra prueba, me convertiría en duro e inmóvil? Acaso mi exterior luce igual, aunque en el interior soy amargado y duro, con un espíritu inmóvil y un corazón duro.

“O en cambio, soy como las semillas de café? Capaces de cambiar el medio al que somos expuestos para que no nos produzcan daño. Cuando el agua calentó, las semillas de café liberaron su fragancia y sabor. Si eres como las semillas de café, cuando las cosas están en su peor momento, te haces mejor para modificar las circunstancias externas que te rodean. Cuando la hora es más obscura y las pruebas parecen infranqueables, te elevas a otro nivel?

“Cómo manejas la adversidad?

“Eres una zanahoria, un huevo o una semilla de café?

La próxima vez que el agua hierva a tu lado… Piensa muy bien qué es lo que hay en el caldero.”

No pretendo constituirme en un gurú del pensamiento optimista, ni mucho menos resolver los problemas del mundo con fórmulas sacramentales, siempre que estoy convencido de que cada quien enfrenta sus propios retos de la mejor manera que pueda hacerlo, dadas las circunstancias; sin embargo, entiendo que si analizamos nuestras vidas con atención, descubriremos que en el pasado hemos enfrentado muchos momentos difíciles para llegar a donde estamos y siempre hemos encontrado la solución adecuada o de lo contrario no estuviéramos.

A fin de cuentas entiendo que hay que hacer lo mejor que podamos con las herramientas puestas en nuestras manos, sin perder la visión de que tenemos el compromiso de aportar siempre lo mejor de nosotros a fin de que la humanidad mejore en beneficio de todos.


ALGO FEMENINO (Ramón A. Lantigua)

14 febrero, 2011


CARPE DIEM (Walt Whitman)

14 febrero, 2011

…Carpe Diem, aprovecha el día.
No dejes que termine sin haber crecido un poco,
sin haber sido un poco mas feliz,
sin haber alimentado tus sueños.

No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie
te quite el derecho de
expresarte que es casi un deber.

No abandones tus ansias de hacer de tu vida
algo extraordinario…

No dejes de creer que las palabras, la risa y la poesía
sí pueden cambiar el mundo…

Somos seres, humanos, llenos de pasión.
La vida es desierto y también es oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos convierte en
protagonistas de nuestra propia historia…
Pero no dejes nunca de soñar,
porque sólo a través de sus sueños
puede ser libre el hombre.

No caigas en el peor error, el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.

No te resignes…
No traiciones tus creencias. Todos necesitamos
aceptación, pero no podemos remar en
contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.

Disfruta el pánico que provoca tener
la vida por delante…
Vívela intensamente,
sin mediocridades.
Piensa que en ti está el futuro y en
enfrentar tu tarea con orgullo, impulso
y sin miedo.

Aprende de quienes pueden enseñarte…
No permitas que la vida
te pase por encima
sin que la vivas…»


FELICIDADES EN SAN VALENTIN (Ramón A. Lantigua)

14 febrero, 2011

“Decir amigo, se me figura que decir amigo es decir ternura.

Dios y mi canto saben a quien nombro tanto.”

Joan Manuel Serrat

Este 14 de febrero, como cada año, en las sociedades occidentales celebramos el día de San Valentín, fecha en la cual en muchos países la costumbre es festejar el amor sentimental y en otros (como es el caso de Estados Unidos) se celebran el amor y la amistad; sin embargo esta festividad nos encuentra asistiendo a una época de crisis de las relaciones interpersonales, donde poco a poco hemos ido sustituyendo el contacto personal, por la interacción en las redes sociales; y más importante aún, donde se han confundido de forma peligrosa los conceptos de valor y precio, hasta llegar a entender (erróneamente) una cosa como sinónimo de la otra.

Los inicios de la celebración del día de San Valentín, así como sus motivaciones iniciales son objeto de diversas hipótesis, que van desde las celebraciones de los griegos al dios Eros, hasta traernos a lo que es hoy una actividad puramente comercial, para fomentar la compra en grandes centros comerciales de casi todas las ciudades occidentales, dejando de lado el sentido más sano de lo que debe ser una celebración como ésta.

Personalmente no pienso que hayan formas suficientes para manifestar y celebrar la sincera amistad, ni el amor verdadero, sin embargo entiendo que estas fechas son oportunidades para rendir culto a unos valores que hoy día hasta parecen avergonzar a muchos, que se encuentran renuentes a manifestar aprecio por un ser especial, por entender que eso es poco “cool.”

Pienso que aun por encima del mercantilismo que rodea ésta y otras fechas de celebraciones que deben ser importantes en su significado, no por el precio de los regalos, sino más bien por la salud, satisfacción y años que suma el saberse estimado por sus amistades, respetado por sus semejantes y amado por su pareja.

Por eso siento que hoy estamos ante una oportunidad de rescatar los valores más importantes en los que se fundamenta nuestra vida civilizada y en vez de denegar de la actividad por lo que la han convertido los interesados del mundo, recomiendo autoanalizarnos, verificar si hemos sido solidarios, considerados, cariñosos; si hemos dado suficientes abrazos y besos; si hemos agradecido lo suficiente a quienes nos han dado su apoyo y compañía, si hemos sido respetuosos con nuestros semejantes, y entonces, sacar un par de minutos para hacer una llamada telefónica o hacer una visita y compartir todo eso que tenemos guardado y que si no lo damos lo perderemos para siempre.