PARA DON ERNESTO EN EL DIA DE SU PARTIDA

30 abril, 2011

Hoy –a la edad de noventa y nueve años- ha fallecido Don Ernesto Sábato, uno de los más importantes intelectuales de nuestro tiempo. El escritor Argentino escogió como tema principal de su obra literaria al hombre en la crisis de nuestro tiempo y el sentido de la actividad literaria, lo cual supo transmitir magistralmente; en esta oportunidad, como entendemos que para acercarnos al artista el camino más corto es a través de su obra, leeremos uno de sus ensayos a fin de sentirle cerca:

Al corregir las pruebas de galera de un libro mío me sorprendí al advertir la grafía «sicológico», donde yo había puesto «psicológico». Porque aun cuando una editorial se haya jurado una determinada política lingüística, no puede imponérsela a los escritores, que generalmente tienen sus propias ideas sobre el idioma. No ya la dirección de una editorial sino tampoco la propia Real Academia de Madrid tiene derecho a hacerlo, pues al fin de cuentas las normas de ese cuerpo son la consagración de las modalidades impuestas por el pueblo y los escritores.

¿Qué argumentos se pueden oponer a la grafía psi? No, por supuesto, la fonética, ya que la gente culta generalmente la pronuncia así. Y en el caso de que no se la pronunciase, tampoco es un argumento, porque si fuéramos a caer en la locura de escribir las palabras tal como se pronuncian tendríamos que poner payasadas como sológico, asaña y rebolusión, al menos en Buenos Aires.

Por lo demás, que en ningún idioma hay correspondencia entre el lenguaje hablado y el escrito, puesto que el escrito está fijado por los textos y aquél va cambiando en el espacio y en el tiempo. En alguna parte y en alguna época se pronunciaba o pronuncia «bosque», pero hoy aquí en Buenos Aires decimos «bojque»; del mismo modo, supongo, que en algún tiempo en Francia se decía «mesme», para luego derivar hacia «mejme», y luego a «mehme», para terminar escribiéndose «meme» donde el acento circunflejo indica que allí hubo alguna vez una perecedera ese. Si el lenguaje escrito fuese alterado cada vez que el pueblo y las costumbres fonéticas cambian, sería cosa de no acabar, y una forma más demencial de dividir el territorio lingüístico en parcelas liliputienses: ya que habría que usar una forma para Buenos Aires, con sus «bojques» y «yubias», y otra para Santiago del Estero, con sus «bosques» y «iubias». Pero qué digo, habría que establecer una lengua para el Barrio Norte de Buenos Aires y otra para La Boca.

Todo idioma se aleja de lo escrito. Y algunos, como el inglés, que allí donde escriben Londres pronuncian Constantinopla. Esos investigadores que andan con grabadores han contado no menos de veinte formas de pronunciar la letra o, entre las cuales la más sorprendente es la que figura en la palabra women.

La lengua oral es tan voluble que a veces hasta imita a la escrita, lo que ya es el colmo de vuelta. Así, antes del Renacimiento se escribía y se pronunciaba «oscuro»; pero los eruditos de la época, por escrúpulo etimológico, apuntalaron la palabra con una b. Podría haberse mantenido muda, como corresponde a una momia o un fósil. Pero las enérgicas educadoras lograron que los chicos pronunciaran finalmente «obscuro». Lo que, por supuesto, y si se dejan de lado los golpes, nada tiene de dramático; hay que tomarlo ahora como una costumbre más y no hacer tanto escándalo. De modo que si a un escritor se le da la real gana de escribirlo sin b, hay que respetarlo. Y si no se lo respeta, hay que protestar. Que es exactamente lo que le pasó a Unamuno cuando un pedante corrector le puso en una de sus pruebas: «¡Ojo! ¡Obscuro!», corrigiendo lo que había escrito don Miguel. A lo que, tachando enérgicamente la insolencia, contestó, también al margen: «¡Oreja! ¡Oscuro!»


ANTES DEL ODIO (Miguel Hernández)

30 abril, 2011

Beso soy, sombra con sombra.
Beso, dolor con dolor,
por haberme enamorado,
corazón sin corazón,
de las cosas, del aliento
sin sombra de la creación.
Sed con agua en la distancia,
pero sed alrededor.

Corazón en una copa
donde me lo bebo yo
y no se lo bebe nadie,
nadie sabe su sabor.
Odio, vida: ¡cuánto odio
sólo por amor!

No es posible acariciarte
con las manos que me dio
el fuego de más deseo,
el ansia de más ardor.
Varias alas, varios vuelos
abaten en ellas hoy
hierros que cercan las venas
y las muerden con rencor.
Por amor, vida, abatido,
pájaro sin remisión.
Sólo por amor odiado,
sólo por amor.

Amor, tu bóveda arriba
y no abajo siempre, amor,
sin otra luz que estas ansias,
sin otra iluminación.
Mírame aquí encadenado,
escupido, sin calor,
a los pies de la tiniebla
más súbita, más feroz,
comiendo pan y cuchillo
como buen trabajador
y a veces cuchillo sólo,
sólo por amor.

Todo lo que significa
golondrinas, ascensión,
claridad, anchura, aire,
decidido espacio, sol,
horizonte aleteante,
sepultado en un rincón.
Esperanza, mar, desierto,
sangre, monte rodador:
libertades de mi alma
clamorosas de pasión,
desfilando por mi cuerpo,
donde no se quedan, no,
pero donde se despliegan,
sólo por amor.

Porque dentro de la triste
guirnalda del eslabón,
del sabor a carcelero
constante, y a paredón,
y a precipicio en acecho,
alto, alegre, libre soy.
Alto, alegre, libre, libre,
sólo por amor.

No, no hay cárcel para el hombre.
No podrán atarme, no.
Este mundo de cadenas
me es pequeño y exterior.
¿Quién encierra una sonrisa?
¿Quién amuralla una voz?
A lo lejos tú, más sola
que la muerte, la una y yo.
A lo lejos tú, sintiendo
en tus brazos mi prisión,
en tus brazos donde late
la libertad de los dos.
Libre soy. Siénteme libre.
Sólo por amor.


MI VERGÜENZA DE SER ABOGADO

29 abril, 2011

Cuando inicié este blog prácticamente juré no hablar como abogado, aunque reconozco lo difícil que resulta comunicarse de modo distinto a la formación académica propia. Sin embargo, lo que voy a decir a continuación espero estarlo expresando con la claridad de un ciudadano común, preocupado por el constante estado de falta ética en que navega el ejercicio profesional de los llamados a ser “auxiliares de la justicia.”

La justicia, en su sentido más general, es la virtud de dar a cada quien lo que le corresponde (como no pienso hacer un análisis de filosofía jurídica con este tema, me voy a conformar con ese concepto que cualquiera puede manejar), por lo que es de colegirse que el trabajo de quienes han jurado colaborar para que cada persona reciba lo que le corresponde, en un mundo con intereses tan confusos y complicados, debe estar cimentado en principios éticos profesionales inquebrantables, autonomía de criterio y un vasto conocimiento técnico.

Nada de esto ocurre con el profesional del derecho en la República Dominicana. Lo primero es que la carrera cuenta con elementos completamente carentes de vocación, puesto que es una práctica común que todo aquel que no tenga nada que estudiar; que mínimamente sepa leer y escribir y que no posea inclinaciones hacia las matemáticas (lo más común en un país donde el estudio de la ciencia es un lujo de pocos) se “enganche” a estudiar derecho.

Las Universidades nacionales no hacen ningún esfuerzo por depurar a quienes aspiran a ser auxiliares de la justicia y una vez graduado, el nuevo profesional, se inserta en el ejercicio sin tener que observar ningún requerimiento, más que levantar su mano derecha y jurar vanamente; pagar una cuota al Colegio Dominicano de Abogados (requerimiento que muchos ya ni cumplen) y confeccionar tarjetas para salir a ejercer la piratería en mar abierto.

Luego, los tribunales han ido flexibilizando las reglas de procedimiento (supuestamente en beneficio de las partes envueltas en el litigio y para un ahorro de tiempo que deja mucho que desear) a tal extremo, que ya las mismas son completamente elásticas. Hoy por hoy es prácticamente innecesario conocer procesal y reglas procedimentales tan elementales, como redactar un acto de alguacil, son olímpicamente desconocidas ya que el acto mal redactado pasa inadvertido o el error grosero es suplido por los magistrados… En la justicia de hoy todo error procesal se suple y se acumula en beneficio de la “celeridad del proceso.”

Los abogados hacen todo tipo de diabluras para conseguir sentencias: buscan deliberadamente alguaciles que notifican en el aire a fin de defraudar; venden los expedientes propiedad de sus clientes, para cobrar por la izquierda; demandan a sabiendas de que no hay expedientes, para forzar acuerdos y extorsionar; falsifican firma, para lo que sea necesario; corrompen jueces y fiscales; negocian hasta lo que se encuentra fuera del comercio y al final, nadie en el sistema asume la responsabilidad de cuestionar y castigar lo que sucede, por una supuesta lealtad profesional.

Me pregunto sí no es una realidad el que esa lealtad profesional le es debida al ideal de justicia y no a aquellos y aquellas que utilizan lo que debe de ser una profesión digna para lucrarse descaradamente, traicionando la que debería de ser su misión, que no es otra cosa que colaborar en la búsqueda de que cada quien reciba lo que le corresponde en una sociedad justa, cuando es por todos conocido que hasta un mínimo suspiro tiene la posibilidad de romper el hilo finísimo de la confianza en la justicia, que en la mayoría de los casos resulta ser irreparable.

En modo alguno puedo suscribir las acciones precedentemente referidas, aunque corra el riesgo del repudio masivo en un país donde cada casa tiene un hijo y cuatro primos abogados, y como mi objetivo no es el de ganar concursos de popularidad, hago de conocimiento público, con la correspondiente liberación de acta, sobre el hecho de que no siento orgullo de tener un certificado y un exequátur que me autorizan a ejercer la profesión jurídica; además de declarar ante todos que no soy colega de nadie que haya elegido el camino del delito y la extorción, para violar todos aquellos ideales que me llevaron a matricularme en una Universidad, a fin de titularme como auxiliar de la justicia, y que muy por el contrario en estos momentos hasta siento vergüenza de que en la calle me reconozcan como abogado.


ROUSSEAU (Ramón A. Lantigua)

29 abril, 2011

Lugar de descanso de Jean-Jacques Rousseau, en el Panthéon de París, Francia.


LA BOCA (Miguel Hernández)

29 abril, 2011

Boca que arrastra mi boca.
Boca que me has arrastrado:
boca que vienes de lejos
a iluminarme de rayos.
Alba que das a mis noches
un resplandor rojo y blanco.
Boca poblada de bocas:
pájaro lleno de pájaros.

Canción que vuelve las alas
hacia arriba y hacia abajo.
Muerte reducida a besos,
a sed de morir despacio,
das a la grama sangrante
dos tremendos aletazos.
El labio de arriba el cielo
y la tierra el otro labio.

Beso que rueda en la sombra:
beso que viene rodando
desde el primer cementerio
hasta los últimos astros.
Astros que tiene tu boca
enmudecido y cerrado,
hasta que un roce celeste
hace que vibren sus párpados.

Beso que va a un porvenir
de muchachas y muchachos,
que no dejarán desiertos
ni las calles ni los campos.
¡Cuánta boca ya enterrada,
sin boca, desenterramos!

Bebo en tu boca por ellos,
brindo en tu boca por tantos
que cayeron sobre el vino
de los amorosos vasos.
Hoy son recuerdos, recuerdos,
besos distantes y amargos.

Hundo en tu boca mi vida,
oigo rumores de espacios,
y el infinito parece
que sobre mí se ha volcado.

He de volver a besarte,
he de volver. Hundo, caigo
mientras descienden los siglos
hacia los hondos barrancos
como una febril nevada
de besos y enamorados.

Boca que desenterraste
el amanecer más claro
con tu lengua. Tres palabras,
tres fuegos has heredado:
Vida, Muerte, Amor. Ahí quedan
escritos sobre tus labios.


HOY NO TENGO RAZONES PARA CELEBRAR

28 abril, 2011

Hoy 28 de abril del 2011, se cumplen cuarenta y seis años de la más indignante invasión foránea de que haya sido víctima la República Dominicana en toda su historia. En esta fecha, definitivamente, los dominicanos no tenemos ninguna razón para celebrar.


FELICITAMOS A ANA MARIA MATUTE POR SU CERVANTES

27 abril, 2011

Otorgan el Premio Cervantes del 2010 a la escritora de la generación de los niños de la Guerra Civil, Ana María Matute, quien nació en Barcelona, España en 1925. Es a penas la tercera mujer en ganar el prestigioso premio, que antes sólo había sido alcanzado por la pensadora malagueña María Zambrano (1988) y por la poetisa cubana Dulce María Loynaz (1992).

Es el premio que le faltaba a Matute y el cual la misma autora había manifestado públicamente que le habría gustado ganar; aunque en cuanto a premios los haya tenido casi todos: Dos nacionales de Literatura Infantil; el Nacional de las Letras (2007); el Nacional de Literatura y el de la Crítica por Los hijos muertos; el Nadal (1959) por Primera memoria; el Planeta (1954), por Pequeño teatro, e incluso el Ciutat de Barcelona (1966) por un relato maravilloso, El verdadero final de la Bella Durmiente.

Felicitamos no sólo el Premio Cervantes que acaba de recibir la Sra. Matute, sino más bien los logros de una carrera que se inició, sorprendentemente, a los cinco años de edad y que por consiguiente ya alcanza los ochenta años de creatividad y dedicación.


EL COLMO DE LA ESTUPIDEZ

27 abril, 2011

Ni siquiera me voy a tomarme el tiempo de decir lo que debe ser la semana santa, porque eso ya todo el vivo lo sabe, constituiría una necedad insistir en algo que no necesita explicación. Sin embargo, debo admitir que me llama profundamente la atención el hecho de que año tras año no hay temporada donde más familias pierdan la vida de un ser querido o tengan que empezar el padecimiento de brindar atenciones a algún accidentado, como lo es precisamente la semana mayor.

Es conocida la tendencia del dominicano a hacer de todo lo existente un exceso (después de todo se trata de una tierra inagotable), pero resulta altamente curioso que también se pretenda ser tan excesivamente estúpido como para que, no obstante todos los esfuerzos que tienen que coordinar instituciones como la Defensa Civil y la Cruz Roja, el dominicano logre evadir todo esfuerzo de preservarle su existencia, en una carrera hacia la muerte.

Hace un par de semanas el Estado de Carolina del Norte enfrentó la tragedia natural de unos sesenta y dos tornados, los cuales afectaron veinte condados, con un saldo de veintidós víctimas fatales y ochenta heridos y tal situación ha sido considerada una catástrofe de dimensiones tales que todas las comunidades han entrenado voluntarios para colaborar con las labores de asistencia y la gobernadora hasta ha conversado con el presidente Obama para que el Estado reciba ayuda Federal.

En la pasada semana santa los organismos de socorro de la República Dominicana han reportado que se registraron treinta víctimas fatales y trescientos sesenta y ocho heridos (que ellos eufemísticamente han llamado “afectados”) y estos números son ofrecidos a la comunidad como un verdadero éxito que merece el aplauso de todos.

No comprendo donde está la lógica del referido éxito anunciado por las autoridades dominicanas y diría que sí se puede alegar alguno, el mismo ha sido el de convertir la semana santa en un desastre natural más poderoso que los sesenta y dos tornados que atravesaron el Estado de Carolina del Norte; lo cierto es que en esto lo único que advierto es el más rotundo fracaso humano y financiero.

Sin embargo, lo verdaderamente difícil de comprender es que el año que viene, no obstante todos los esfuerzos de las autoridades, habrá una cantidad mayor que la de este año de dominicanos y dominicanas dispuestos a ser parte del mismo acto de suicidio colectivo, en un esfuerzo más por cambiar la semana de la muerte y resurrección de Jesús en la semana del desastre natural que resulta de la estupidez extrema de quienes corren alocadamente hacia la muerte.


NIEBLA EN EL CAPITOLIO (Ramón A. Lantigua)

26 abril, 2011


LA TIERRA GIRO PARA ACERCARNOS (Eugenio Montejo)

26 abril, 2011

Este es un maravilloso poema del escritor venezolano Eugenio Montejo, quien ganara en dos ocasiones el Premio Nacional de Literatura y en una oportunidad el Premio Rómulo Gallegos en la categoría de poesía. Cuantas veces no nos hemos preguntado, cuantas vueltas le ha costado a la tierra ponernos en este momento?

La tierra giró para acercarnos,
giró sobre sí misma y en nosotros,
hasta juntarnos por fin en este sueño,
como fue escrito en el Simposio.
Pasaron noches, nieves y solsticios;
pasó el tiempo en minutos y milenios.
Una carreta que iba para Nínive
llegó a Nebraska.
Un gallo cantó lejos del mundo,
en la previda a menos mil de nuestros padres.
La tierra giró musicalmente
llevándonos a bordo;
no cesó de girar un solo instante,
como si tanto amor, tanto milagro
sólo fuera un adagio hace mucho ya escrito
entre las partituras del Simposio.