Los partidos políticos en la República Dominicana han probado ser instituciones disfuncionales, cuyos miembros se asocian para servirse con la cuchara grande y acumular riquezas que no conseguirían amasar a través del trabajo honesto. En otros trabajos he descrito los partidos políticos dominicanos como agrupaciones sin ideología cuyo único objetivo es el poder, razón por la cual a menudo enfrentan conflictos internos que nada tienen que ver con el debate de las ideas, ni mucho menos con aquellos temas que afectan a la sociedad.
El PRD ha atravesado varios de estos conflictos históricamente. La primera división que enfrenta este partido se produce en el 1973, cuando su propio fundador (el profesor Juan Bosch) abandona el partido alegando que el mismo había sido «invadido por garrapatas» y consecuentemente pierden las elecciones del 1974. En el 1985 sale del partido Jacobo Majluta y funda el PRI, luego de haberse enfrentado a José Francisco Peña Gómez y pierden las elecciones del 1986.
Posteriormente, el mismo doctor Peña Gómez funda el Bloque Institucional Social Demócrata, en el cual termina haciendo residencia su hijo, José Francisco Peña Guaba, quien ha terminado danzando la música de cualquiera que le pague a sus músicos. En el 2004 recaen en la vieja práctica del conflicto y en esta oportunidad sale a fundar otro partido el Lic. Hatuey De Camps, con el consabido resultado de la derrota electoral del referido año.
Ahora le toca el enfrentamiento a Hipólito Mejía y Miguel Vargas Maldonado, quienes parece que no podrán ponerse de acuerdo, cuando todo el mundo ve en el horizonte un episodio más de la vieja práctica perredeista de la división, con la consecuente derrota electoral en el próximo año 2012, menos los enfrentados, que parecen no estar dispuestos a ceder de parte y parte.
En este conflicto se ha visto de todo; acusaciones y contra-acusaciones, descalificaciones e incluso la intermediación de personalidades internacionales; sin embargo, lo más raro que he visto en el ambiente de la intermediación ha sido la imagen desgastada y descalificada de un Hatuey De Camps, que reaparece como vocero y líder de la unidad, en un papel de intermediación que le queda bastante ridículo, puesto que si algunos tienen buena memoria, ese “amigo” fue el mismo personaje que en el 2004, no sólo se contentó con irse del PRD, sino que hasta le quitó el local histórico de la avenida Independencia esquina Dr. Delgado al partido del “jacho prendío.»
Ante estos hechos, la repetición de estupideces históricas y desde nuestra posición apartidista, sólo me queda opinar que lo del PRD no tiene mamacita!